Almacén típico de una pequeña localidad del interior pampeano.
Aquí escasean los apurados, el almacenero es el director de su negocio, manejando la duración de tiempo con el cliente.
Donde se habla del clima, del dolor de hueso o de las gallinas que le faltaron al vecino. Aquí el precio del dólar no modifica el tiempo de la siesta, y la presencia de algún forastero despierta la curiosidad de las comadres.
No tenemos posnet, si no tiene dinero lo anotamos en la libreta, y quédese tranquilo que se pagará antes de ser el comentario del pueblo.
Ganas de sentarme en esa silla a escuchar las historias, si todas juntas!